9/23/2007

Exploración: Dos encuentros en Berlín.

Exploración: “Antigua bomba de agua”
Ubiación: Calle Bredowstraβe, Berlín
Autora: Helikia.

Era mi primer día en Berlín y me sentía algo nerviosa, pues siempre resulta caótico llegar a un país desconocido. La meta en ese momento era encontrar el hostal, tremenda hazaña sobre todo si no hablas alemán y no sabes la ruta de los buses, pero afortunadamente contrario a lo que suele decirse sobre los alemanes, nos topamos con un par de viejillos que ante nuestras caras de niños perdidos acudieron a nuestro auxilio, mostrándonos el camino correcto hacia lo que sería nuestro hogar por unos “largos” días.

Las calles de Berlín en cuanto a estructura son similares a las nuestras, pero innegablemente el ambiente es completamente diferente, porque son calles nostálgicas, en donde impera el verde de los árboles y su hojarasca, en donde la gente anda como fantasmas en un completo silencio, el cual suele ser interrumpido de vez en vez por el viento (cosa curiosa porque es un barrio de estudiantes). Cuando caminábamos por esas calles, la gente en los cafés turcos (que por cierto abundan en ese barrio llamado Moabit) nos miraba fisgonamente al tiempo que fumaban sus pipas de agua, y fue justo enfrente de un café de eso que la encontré, ahí bien planta y erguida, muda testigo de tiempos pasados, estaba allí reclamando su espacio, aún a sabiendas de ser una jubilada, obligando a los nuevos a adaptarse a ella y causando admiración entre los extraños. A los pocos días yo me fui, pero estoy segura que si algún día vuelvo, ella estará ahí, con la misma postura soberbia en que la encontré.











Exploración: “Una mirada por el ojo al pasado”
Ubiación: El muro de Berlin.
Autora de la exploración: Helikia.

Después de haberme perdido un rato en las complicadas líneas del metro alemán, en donde las estaciones no tienen monitos y además todas las estaciones tienen nombres como: Schillingstraβe, Gneisenaustraβe y Schönleinstraβe, llegue a mi destino; el famoso muro de Berlín, del cual se conserva afortunadamente sólo algunos metros. Y digo afortunadamente porque ha quedado como un testimonio viviente de las atrocidades que pueden ser cometidas en nombre de la irracionalidad deshumanizada.

Al ir admirando los grafitis y una que otra marca que dejan los visitantes, me encontré con esa pequeña ventana ya oxidada por el paso del tiempo y cubierta con algunas hierbas, la cual miraba hacia el río, la verdad fue una grata sorpresa, porque había caminado ya un poco y lo único que veía era una pila de ladrillos sobre otros ladrillos y junto a otros ladrillos, cubiertos de mezcla y maquillados de pintura que conformaban imágenes de condena hacia lo ocurrido, imágenes puestas con la esperanza de ya nunca más. Así como a mí, supongo que también a alguna otra persona, esa ventana le alegro el día… o quizá alguna noche, pero de lo que estoy segura, es que esa ventana fue la causante de varias muertes.

Después de contemplar ese pequeño ojo que mira al pasado, seguí caminando y mirando los grafitis, cuando al momento me encontré con un zaguán abierto ¿Cuántos en nuestra ignorancia nos hemos preguntado que hay detrás del muro? Tenía la respuesta frente a mí, y pues que me asomo, ¡y qué tal he! Encontrar en un sito donde hubo mucha represión un BAR, y no solo eso, era un BAR con una PLAYA artificial, un lugar apto para “sociabilizar”, esta Playa es frecuentada por lo oriundos alemanes principalmente, los cuales por las tardes busca el sol para colorear sus blancas carnes, sentados con coronas en la mano y diciendo ¡prost!


Por si quieres saber más sobre el muro, le recomiendo, www.123.c/secciones/educacion/tareas/historia/muro_berlin.htm

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