8/15/2007

Intentando crear un álbum de la ciudad muerta


“…Se congela en tenue eternidad tu agonía,
Como de miel de caña o de obsidiana silenciosa”
-César Brañas-


Este es un proyecto para crear un álbum de las ciudades muertas (Fundamentalmente el Distrito Federal, México). La propuesta es fotografiar lugares abandonados, zonas maltrechas y solitarias de la ciudad –principalmente construcciones, maquinaria y transporte-. Lo que importa aquí es el objeto en sí y cómo en él se materializa el paso del tiempo y el dolor, las personas no nos interesan, tampoco la naturaleza en si, tampoco los enfoques demasiado complicados ni los efectos digitales: nada de sepias ni de blanco y negro, nada de texturizado, nada de arreglos; queremos que el autor –el fotógrafo- casi desaparezca; buscamos imágenes sin efectismos en las cuales el objeto tome la palabra. Esto no quiere decir que buscamos la idea minimal de what you see it´s what you see, no, de hecho es todo lo contrario pues creemos que las ruinas modernas, los sitios lúgubres y oxidados, las maquinarias abandonadas en una zona petrolera poco prospera, las canteras solitarias y ruinosas, las unidades habitacionales desoladas y sin habitantes, todas estas cosas son símbolos, son lecciones, son documentos de lo inevitablemente insignificante que es el hombre.

Ernst Júnger decía que la arqueología era una ciencia consagrada al dolor pues evidenciaba que todo imperio, todo gran poder, sucumbe junto con sus creadores, miles de reinos alguna vez gloriosos yacen muertos y sus nombres se han perdido en el tiempo, eso es el dolor de saberse insignificantes y finitos, es una melancolía similar a la que se experimenta al pensar en lo inconmensurable del universo. Por otro lado la fotografía es también una herramienta del dolor: las fotografías antiguas son inevitablemente nostálgicas, toda imagen objetiviza y reduce parte de la realidad, detiene y roba un instante. Fotografiar ruinas contemporáneas (S. XX y S. XXI) es un intento doblemente melancólico, es decir “miren, el otro lado de la ciudad, el otro lado de las cosas, lo que no quieres mirar, lo que eres, lo que soy, lo que somos, lo que no quisiéramos enfrentar: el fracaso, el tiempo, el dolor, y la finitud”.

Más que artístico este proyecto es documental –se debe de contar un poco del lugar de manera escrita-. La idea de fotografiar lugares abandonados no es algo nuevo (aunque la idea y los objetivos formales sean muy distintos), por ejemplo en España existe http://abandonalia.blogspot.com/ que está realmente muy buena, otros blogs similares son reseñados en http://navegaciones.blogspot.com/, en el DF están los DFlickers que se dedican a salir en grupo a fotografiar una zona tomando todo lo que esté a su paso.

En México encontrar lugares que cumplan con nuestro objetivo es relativamente sencillo, por motivos principalmente económicos y de planeación. Estos lugares reflejan
las ambiciones de un México que nunca llegó a la modernidad, hay perdidos templos de sindicatos muertos por la flexibilización laboral, parques en donde nunca jugaron los niños, ciudades perdidas reflejos secos de la migración internacional. Caminando o recorriendo en bicicleta por un par de horas la ciudad podemos darnos cuenta de la otra metrópoli; en la que parece crearse, de manera paradójica, un mundo solitario, muerto y fantasmal -al estilo de Juan Rulfo- al interior mismo de la Urbe.

Los metales se oxidan, las paredes envejecen, sus pinturas se cuartean, el mobiliario urbano envejece sin dignidad, pero existe la posibilidad de revivirlos y crearles un nuevo significado: ese es el segundo objetivo de este proyecto/blog: las intervenciones urbanas y en antiguos utensilios de la vida cotidiana, éste sí, es un objetivo meramente artístico, pero no relacionado con las intervenciones snobs y efectistas que se hacen en los círculos oficiales del arte contemporáneo (muchas de ellas muy interesantes, por cierto), sino intervenciones mínimas, en ocasiones minimales o abstractas (what you see it´s what you see), pues en este mundo en donde casi todo está estetizado ( con fotoshop todo es posible, los cursos de dibujo hacen que 4 de cada 10 se sientan artistas, los productos de cualquier índole tienen diseños hermosos) de manera más o menos vulgar (claroscuros intensos, brillos, diseño digital, efectos especiales), lo que hace falta es un poco de silencio, y sencillez elemental, al mismo tiempo elegante y primitiva, eso nos proponemos con las intervenciones que se publicarán aquí a nombre de los autores.

Además de las que realicemos nosotros, también publicaremos stencils y demás “arte urbano” que se encuentra en cualquier calle –a pesar que su estilo es distinto al que aquí proponemos-, pues nos alegran la calle y reviven cadáveres.

Por último, hacemos extensiva la invitación para que publiquen aquí enviándonos un correo a rigobertoreyess@gmail.com, evidentemente las imágenes que subamos estarán a nombre del autor. Salud!.

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